viernes, 6 de noviembre de 2015

COSMOGONÍA INDÚ

En este caso es Prayápati el que genera el universo y Brahma, el Dios creador de la religión hinduista y de los hombres. Al principio todos los hombres éramos Dioses pero Brahma tuvo que esconder las cualidades divinias de los hombres dentro de los hombres mismos porque ahí no las íbamos a encontrar. Todo esto después de un gran debate de a ver donde la escondían. Pensaron: en lo más hondo del océano, en la cumbre más alta de la Tierra...

miércoles, 4 de noviembre de 2015

MI PARTE DEL TRABAJO: COSMOGONÍAS EGIPCIAS: COSMOGONÍA HERMOPOLITANA


ASPECTOS TEÓRICOS. CORAZÓN TEÓRICO DE LA COSMOGONÍA.
Cabe entonces realizar una mención a cierta terminología egipcia que hace referencia a aspectos bien abstractos, pero que constituyen el corazón de toda concepción cosmogónica y por supuesto también del sistema hermopolitano. Según la idea egipcia, el cosmos no había surgido de la ‘’nada’’, sino del ‘’Uno’’, de la unidad primordial indiferenciada, a la que también se regresa al final del tiempo. Este ‘’Uno’’ o unidad primordial no es la gravitación o fuerza opuesta que amenaza a su curso cíclico con la irreversibilidad y la entropía. Esto es más bien la nada, concepto curioso, que vemos que los egipcios conciben a partir de la materialidad y no como una antítesis de la misma. Esta distinción primordial ha quedado ocultada en la terminología de la historia de las religiones por la inflación del uso de la palabra ‘’caos’’. Los egipcios eran muy precisos al respecto. Aluden de manera repetida en todos sus sistemas cosmogónicos al surgimiento del mundo del Nun, el agua original o Caos extramundano. El demiurgo, sea cual sea, dependiendo del sistema al que hagamos referencia (Ra, Shu o la propia ogdóada en Hermópolis) repetía la cosmogonía de la Primera Vez al ascender cada mañana sobre el agua original. Así es el misterio egipcio del tiempo cíclico y de la renovación. El caos extramundano, contra cuya gravitación hacia la entropía el demiurgo ha establecido el tiempo cíclico, y con él, la renovación del cosmos, adquiere en la visión egipcia del mundo la forma de una monstruosa serpiente que amenaza con beberse el agua original. Existe esa concepción binaria de caos, uno extramundano que amenaza con destruir la realidad, tanto la presente como la anterior y posterior al inicio de los tiempos, y el caos intramundano que sostiene el mecanismo cíclico que a su vez mantiene la estabilidad en el cosmos, con la renovación diaria de la pertinente cosmogonía.

CONCEPCIONES Y CARACTERÍSITCAS PRINCIPALES DE LA COSMOGONÍA HERMOPOLITANA

Se conocen numerosas versiones acerca de la creación o de "la primera vez del mundo": así lo llamaban los egipcios. Cada centro religioso elaboró su propio mito, que hacia el Dios principal local el protagonista del génesis. El que hacia del Dios principal local el protagonista del génesis el gran demiurgo. Así se explica la extraordinaria variedad de la literatura cosmogónica egipcia, cada vez más compleja en cuanto que los teólogos pretendían la unidad e intentaban poner d e acuerdo entre sí las diferentes doctrinas. Ciertos rasgos son sin embargo comunes a todos los mitos; se les puede aislar en la multitud de los detalles anecdóticos y reconocer su dependencia de las coniciones naturales en que vivían los habitantes del Nilo, que tanto influyeron en su modo de imaginar la diversas etapas de la creación.

Cada año apenas acabadas las cosechas, lso egipcios asistían al espectáculo de la inundación. El Nilo, hinchado por las lluvias de las lagos ecuatorianos y de los altiplaos abisinios arrastraba a mediados del verano tal vantidad de agua y de limo que el cauce del río no podía contenerla. LA INUNDACIÓN CUBRÍA POCO A PCO LE VALLE Y SE DETENÍA SOLAMENTE AL PIE DE LAS PRIMERAS PENDIENTES DESÉRTICAS. a PARIR DE SEPTIEMBRE LAS AGUAS EMPEZABAN A RETIRARSE Y LLAS TIERRAS SURGÍAN DE NUEVO A LA LUZ. eL ESTIAJE TENÍA LUEGAR EN MAYO, CUANDO LO SCMAPOS RECOBRABAN TODO SU ESPLADOR.


sEMEJANTE ESPECTÁCULO HA ASOMADO SIEMPRE A LOS VIAJEROS Y Heródoto RESUMIÓ BIEN SU ADMIRACIÓN CUANDO AFIERMO QEU Egipto ES UN DON DEL nILO. eL HISOTIRADOR GRIEGO REFIERE QEU SEGÚN LA TRADICIÓN DE LSO SACERDOTES, EN TIEMPOS DE MenES, EL FUNDADOR D E LA primera dinastía, "todo Egipto, exceptuando el nomo Tebaico, era una ciénaga y nada emergía entonces de las regiones del país que ahora exiten (río) abajo del lago Moedis. La admiración de los campesinos egipciosy la de los sacerdotes no fue menor que la de los viajeros. ¿Cómo podían permanecer insesibles ante un fenómeno natural que no lograban comprender y cuyas consecuencias consecuencias erna tan grandes en la vida cotidiana? La vasta zona pantanosa del Delta, en parte acuática, en parte terrestre, cubierta de lujuriante vegetación y habitada por una multitud de reptiles y de pájaros, ponía ante los ojos de los hombres  copia exacta de los primeros tiempos e la creación del mundo.

 Los más antiguos textos religiosos conocidos reflejan una inextricable amalgama de cosmogonías locales, elaboradas probablemente en tiempos prehistóricos. Todos están al menos de acuerdo cuando afirman que el mundo no es la obra de un demiurgo intemporal. Según los egipcios al principio fue el Caos, y el Demiurgo se hallaba diluido en el caos, donde yacía inerte, como privado de existencia. Los sacerdotes de Heliópolis decían que el caos era la ausencia de cada uno de los elementos que constituían el mundo después de la creación, pero esta definición o más exactamente, esta definición negativa del caos, es cosa propia de a teología helipolitana. En cambio todos los demás sistemas religiosos conciben el caos como un Océano Primordial, un agua inerte carente de vida pero que contiene todos lso gérmenes y todas las posibilidades de la creación. Esta agua es e Nun, el "padre de los dioses". El demiurgo aparece más tarde en la superficie de las aguas y adopta aspectos diferentes en cada sistema cosmigónico: frecuentemente aparece en un isla que emerge del elemento líquido, pero otras veces surge de un ave acuática, o de entre los pétalos de una flor de loto.

EL SISTEMA HELIOPOLITANO
La doctrina de los sacerdotes de Heliópolis afirmaba, como todas las demás la existencia de un océano primordial, el Nun. En el Nun yacía inerte Atum, el demiurgo, aquel que existe por sí mismo, porque Atum no era una criatura del Nun. Atum apareció misteriosamente en el Nun cuando el cielo no existía, cuando la tierra no existía, cuando nada existía que estuviera establecido, cuando (incluso) el desorden no existía. El demiurgo se puso en movimiento y subió sobre una colina que emergía de las aguas: Atum-Khepri, tú has culminado sobre la colina, tú te has elevado en la forma de un Fénix, en Heliópolis. Atum-Re creó a continuación, masturbándose y escupiéndolos la primera pareja divina: el Dios Shu, la personificación del aire, y la Diosa Tefnut, probablemente la personificación de la humedad atmosférica. De ellos nacieron Geb, el dios de la tierra y Nut, la diosa del cielo. Geb y Nut concibieron cuatro hijos: Osiris, Isis, Seth y Neftis.

Los textos de todas las épocas suelen hablar brevemente de los nueve grandes dioses heliopolitanos y de los diferentes episodios de la creación. El relato más completo y detallado se encuentra en un libro mágico de la época tardía:
Libro de conocer las criaturas de Re y abatir a Apopis.
POEMA
La última frase indica un cambio fundamental en el proceso creador. Shu y Tefnut son las criaturas de un demiurgo que se masturba y escupe cuando procede a su obra. Geb y Nut son los hijos del " vientre" como Osiris, Seth, Isis y Neftis serán a continuación los hijos del vientre de Nut. Los hijos de Nut. Los hijos de Nut completan la enéada heliopolitana, de acuerdo con el sincretismo que habían adoptado los sacerdotes de Atum ya en época muy temprana. La leyenda de Osiris y de sus hermanos debía ser tan popular entre as gentes humildes, incluso al principio común de la historia de los pueblos del Nilo, que no se la podia ignorar. Los sacerdotes de Heliópolis imaginaron por consiguiente, una dinastía divina formada por divinidades de orígenes muy diversos y sus miembros se sucedían como si se tratara de una dinastía humana.

ELSISTEMA HERMOPOLITANO
Los teólogos de Hermópolis, la capital del nomo XV del Alto Egipto, elaboraron un sistema cosmogónico que conocemos mal, y sólo a través de terceros que pertenecen a otros sistemas y que son generalmente muy tardíos. El Dios principal de este nomo era Thot, el dios de la luna, pero Thot no toma parte de la creación del mundo, ni siquiera en la doctrina que observaban sus adoradores. Se decía en Hermópolis que en el principio existió un grupo divino formado por 4 parejas de genios, los Hehu, que constituían una Ogdóada, es decir, un grupo de ocho dioses. Según ciertos textos de inspiración Heliopolitana delante de estos dioses habría que colocar a Atum-Re, e incluso a Shu, puesto que los documentos más antiguos se le atribuyen la paternidad de la Ogdóada.

TEXTO

Este pasaje de los textos de los Sarcófagos es un ejemplo de los lazos que los teólogos establecieron entre los sistemas de Heliópolis y Hermópolis. Existen igualmente relaciones con otros sistemas, de modo que sólo se puede conocer algo de la doctrina Hermopolitana leyéndola entre las líneas de una imponenete masa de documentos inspirados en las teologías de Heliópolis, Menfis, Tebas o Crocodilópolis.

 La ogdóada fue indiscutiblemente desde los orígenes, el elemento característico del panteón de Hermópolis. Su culto es tan antiguo que dio nombre a la ciudad llamada en su honor Khemenu, "la ciudad de los Ocho" Estos ocho dioses constituían una entidad indisoluble que funcionaba como una divinidad autónoma, porque sus ocho componentes obraban siempre al unísono, jamás individualmente, como ocurre generalmente con la Enéada heliopolitana.

 La Ogdóada se componía de 4 parejas divinas formadas por un macho y una hembra. Los machos fueron generalmente representados con cuerpo de hombre y cabeza de rana; las hembras con cuerpo de mujer y cabeza de serpiente. Sin embargo, la iconografía puede presentar diferencias notables cuando la Ogdóada se adpata a otros sistemas o se introduce en un mito que no reconoce su papel de demiurgo. La Ogdóada se compone otras veces de cuatro parejas de monos cinocéfalos (cabeza de perro). También pueden cambiar los nombres de sus miembros, pero cada pareja recibe un nombre masculino y su correspondiente forma femenina, nombres que traducen los diferentes aspectos del abismo inicial. Nun y su compañera Naunet son el caos, el agua primordial. Het y Hehet encarnan una noción imprecisa que pudiera ser el Extravío (heh) de las aguas que lo buscan, una meta cuando recubren la tierra. También podía tratarse del Infinito, espacial o temporal. Kek y Keket son las tinieblas. Amón y Amaunet son los escondidos, lo Desconocido. Otros textos ignoran a Amón y Amaunet, y nombran en su lugar a Niau y a Niaunet, las personificaciones del Vacío. Todas estas nociones son eminentemente negativas e indican bien la naturaleza incoherente y misteriosa del caos. Los egiptólogos han señalado el paralelismo estrecho que existe entre los términos egipcios y aquellos utilizados en el génesis para describir la creación. Tohu y Bohu corresponden a Nu (Nun) y a Hehu, mientras que Khoshek es una introducción casi literal de Keku, la Oscuridad y que Ruah Elohim designa un elemento más sutil, el espacio que domina la materia inerte. En cuanto a Amón, el escondido, que es según parece una divinidad del viento, se ha comparado su acción a la de "el espíritu (el soplo) de Dios que se movía sobre el haz de las aguas, como se muestra en el capítulo 2, versículos 1 al 17 incluido de la Santa Biblia.

 Los textos de Sarcófagos, influenciados por la tradición heliopolitana, consideraban a lso miembros de la Ogdóada, como a una emanación del demiurgo solar, mientras que la estricta doctrina hermopolitana, consideraban a los miembros de la Ogdóada como a una emanación del demiurgo solar, mientras que la estricta doctrina hermopolitana no admitía a Re como demiurgo, sino que afirmaba al contrario que sus ocho dioses locales era los creadores de la luz, los padres y las madres de Re. Una isla había surgido en Hermópolis entre las aguas del abismo primordial, y en esta isla, llamada de los Dos Cuchillos, los dioses ranas y las diosas serpientes habían depositado un huevo que al romperse dio nacimiento al sol, el creador y organizador de nuestro mundo. Los hermopolitanos no tenían una idea muy clara del origen de este huevo y sus explicaciones revelan la influencia de otros sistemas teológicos, particularmente del tebano. Los textos religiosos más antiguos no están ni siquiera de acuerdo en atribuir la postura del huevo cósmico a un ave determinada. Ciertas veces el ave parece ser un ganso, otras veces se trata de un halcón: Yo soy el huevo que estaba (en el vientre) de la gran graznadora. Yo soy el guardián del gran soporte que separa Geb (la tierra) de Nut (el cielo). [Sarcófagos, fórmula 223] Y aún más curioso, el libro de los Muertos parece a veces referirse al huevo de un pájaro macho: Yo soy aquel que rodea con sus brazos aquel lugar situado en Hermópolis. Yohe guardado el huevo del Grn Graznador 8capítulos 54, 56 y 59).

¿Cómo se deben intempretar textos tan alusivos? ¿Quiñen es el demiurgo no nombrado que se oculta en la cáscara del huevo cósmico? Quiás se trae de Shu, el dios del aire "que separa la tierra del cielo", y la ca´scara del huevo primordial habría sido el receptáculo del soplo de la vida universal. Esta sería al meos in explicación evidente para lso egipcios, ay que "cáscara" (suhet) y "soplo de aire" (suh) eran, en su lengua, palabras practicanete homónimas y que se derivan de la misma raíz. más arriba s ha visto que Shu era, según el sistema heliopolitnao, la primera criatura del demiurgo y, a su vez, el creador de los Dioses que compoenen la enéada. Del mismo modo, la fórmula 76 de los textos de los sarcófagos proclama a Shu padre de los DIsoes y,, concretamnete de la Ogdóada hermopolitana. Pero lso mismos Textos de lso Sarcófagos (fórmula 223) afirman una doctrina diferente cuando identifican a Shu con el huevo  cósmico, el huevo qu e lso 8 miembrps de la Ogdóada habían depositado en l a colina de Hermópolis. Lo que quiere deir que los miembros de la Ogdóada eran lso padres- y no los hijos- de Shu.

Los sacerdotes no supieron evitar tales contradicciones cuando intentaron integrar el mito de Hermópolis en el conjunto de los mitos cosmogónicos. Y la confusión sería cada vez m´s grande con el correr del tiempo. Un himno de inspiración tebana dice que en el interior del huevo se encontraba el demiurgo y lo identifica con el Dios solar Re y con el Dios nacional Amón. Shu, el Dios del aire ha perdido su papel de demiurgo:
TEXTO:
Poco importan las contradicciones cuando se atribuyen a los primeros instantes del mundo a un polluelo qqeu rompe la cáscara del huevo cósmico  y alza inmediatamente su vuelo. El mito describe las experiencias de los hombres primitivos que habitaban los pantanos del Nilo y nada es más evocador que el grito estridente del animal divino difundiéndose en el abismo y llamando las cosas a la existencia. Una invocación de los magos egipcios parece referirse a la naturaleza salvaje del ganso hermopolitano:

TEXTO

El Niño sobre el Loto