jueves, 15 de octubre de 2015

INFORMACIÓN IMPORTANTE

7. Imperio Nuevo. (Dinastías XVIII a XX). 1570-1085. En la XVIII dinastía, Tebas, ya una gran urbe, es la capital del país. La prosperidad reina en todo Egipto e influye en el florecimiento de las artes, así como en las formas externas de vida social. Grandiosas construcciones y monumentos en las regiones de Tebas y Nubia. Entre 1377-1345, aparece una nueva tendencia religiosa, espiritual y artística, definida y fomentada por el rey. Establecimiento del culto al disco solar (Atón). No pudiendo soportar las pretensiones de los sacerdotes de Amón-Ra, Akhenatón abandona Tebas, eligiendo una nueva residencia, la ciudad de Akhetatón, actual Amarna. Después de su fallecimiento, su yerno, Tutankhamón, vuelve al culto de las antiguas divinidades egipcias y vuelve a trasladar la corte a Tebas. Durante la XIX dinastía, se restauran los antiguos cultos y templos. Hay drásticas reformas y depuración de la administración. Reconquista parcial de los territorios perdidos en Asia. Extraordinaria actividad constructiva en todo el país. En la dinastía XX, Ramsés III combate victoriosamente, por mar y por tierra, contra los ejércitos de los pueblos mediterráneos. Durante el reinado de sus sucesores va disminuyendo el poder real en manos de los sacerdotes de Amón.

1. El calendario egipcio
El calendario civil u oficial egipcio es el primer calendario solar del que se tiene noticia. Los pueblos de la antigüedad medían los años mediante calendarios lunares, por ejemplo, los babilonios, pueblo altamente preocupado por la Astronomía y las Matemáticas, tenían un calendario basado en observaciones lunares. Ahora bien, el concepto de mes a partir de las fases lunares lleva implícita la observación constante de fenómenos que no son en absoluto regulares. La duración de una lunación es variable y está comprendida entre 29 días 6 horas y 29 días 20 horas, siendo el mes lunar medio de 29 días 12 horas 44 minutos 2 segundos. Un calendario con meses de 29 y 30 días se ajusta bastante bien a los ciclos de la Luna. Solo habría que añadir 1 día a 1 mes de 29 días cada 30 meses. A pesar de la dificultad de ajuste mediante la Luna, los calendarios solares se complican todavía más. No obstante éste era el que empleaban los egipcios, aunque existen noticias de que en épocas más antiguas sí hacían uso de un calendario lunar. El pueblo egipcio era un pueblo esencialmente agrícola, muy pendiente de la inundación anual del Nilo, con lo que el origen del calendario egipcio no fue astronómico sino agrícola. Mientras otros pueblos, como el babilónico, se interesaron por la observación astronómica, fijando la duración de un año según los astros, el pueblo egipcio lo hizo fijándola según la inundación, su fuente de vida. El calendario oficial o civil constaba de 365 días divididos en 12 meses de 30 días cada uno, a los que añadían cinco más, conocidos como epagómenos. Estos 5 días eran los dedicados a los nacimientos de los dioses Osiris, Horus, Seth, Isis y Neftis, hijos de la diosa Nut. Los meses se agrupaban en estaciones, cada una de las cuales constaba de 4 meses, de 3 semanas de 10 días cada una. Estas semanas denominadas décadas eran llamadas primera, mediana y última. Las estaciones eran: la estación de la inundación (Ajet), el invierno o estación de la germinación (Peret) y el verano o estación del calor (Shemu), también conocida como estación de la deficiencia por la falta de agua en el Nilo:
Estación Meses
Ajet o inundació Thot, Faofi, Athyr, Joiak
Peret o germinació (hivern) Tybi, Meshir, Famenoth, Farmuthi
Shemu o collita (estiu) Pajon, Paini, Epifi, Mesore
A estos meses se les añadían, tras el último día de Mesore, los 5 días epagómenos. El año comenzaba con el orto helíaco de Sotis. Sotis fue el nombre dado a la estrella Sirio, con lo que el calendario egipcio también se llama sótico. Así pues, el año empezaba cuando Sirio aparecía por el horizonte en el momento de la salida del sol, fenómeno conocido como orto helíaco de Sotis. Se producía en torno al inicio de la inundación anual, y equivale aproximadamente, en la latitud de Menfis, en torno al 20 de junio del calendario occidental. Ahora bien si se tiene en cuenta que el año egipcio es de 365 días, frente a los casi 365,25 días que dura la translación de la Tierra alrededor del Sol, se produce un error de 1 día cada 4 años, es decir el principio del año oficial se retrasaba1 un día cada 4 años. Por esta razón el calendario egipcio civil era impreciso. El año egipcio no coincide con el año trópico exactamente, sino que es algunos minutos menor, por lo que un periodo sótico2 tenía 1460 años trópicos y 1461 civiles egipcios o imprecisos. Este es un error importante, al cabo de 400 años el inicio del año oficial y del año trópico estarían desviados 100 días y solo cada 1461 años civiles egipcios coincidirían ambos principios de año. Lógicamente los egipcios observaron este desplazamiento que provocaba que el verano comenzase a mitad de la estación Peret (invierno). Y aquí es donde surgía el problema agrícola. Los egipcios, o al menos los sacerdotes, conocían esta desviación perfectamente, ya que no es difícil observarla, y se puede ajustar con mayor precisión cuanto mayor es el tiempo de observación. Pero el calendario civil no se corregía, sino que acumulaba el error. Si se piensa que la fecha de la inundación era el acontecimiento más importante del año, era necesario calcular y hacer saber a los encargados de las labores agrícolas en qué momento se produciría, ya que empleando el calendario civil habría años en los que el día de la inundación caería en plena estación de la cosecha. Es posiblemente en este punto donde los sacerdotes utilizaban su poder. Eran ellos quienes calculaban, a través de un calendario religioso, basado en observaciones astronómicas, las fechas religiosas y principalmente la de la inundación. Entonces es de extrañar por qué no cambiaron el calendario civil, ajustándolo a 365,25. La respuesta a esta pregunta se encuentra en el poder que les otorgaba la necesidad de calcular no solo la fecha de la inundación sino también ciertas festividades religiosas. Una modificación al calendario civil supondría esa pérdida de «poder». Era un secreto que el pueblo no debía conocer. El resultado inmediato del uso de este calendario religioso es que algunas fiestas se celebraban el mismo día del mismo mes y otras se desplazaban anualmente. En el año 238 a.C., durante el reinado de Ptolomeo III, el decreto de Canopus impuso el llamado calendario alejandrino que establecía un sexto día epagómeno cada 4 años. Los celos entre los sacerdotes de distintas regiones hicieron fracasar la reforma.

1.1. Inicio del calendario

El astrónomo Theon de Alejandría, partiendo del orto helíaco de Sotis del año 139 juliano, producido el día 1 del mes de Thot, dedujo que el día 1 del mes de Thot de los años 1321, 2781 y 4241 a.C. también se produjo el fenómeno. Este cálculo es el que se ha empleado para intentar determinar el inicio del calendario. Si suponemos, como parece lógico, que el calendario debió nacer un año en el que coincidiesen las fechas, debió ser uno de estos. El año 1322 es demasiado cercano. En Los textos de las Pirámides tenemos constancia de la existencia del calendario. Si consideramos que Los Textos de las Pirámides son anteriores al 2781 a.C., según la cronología que sigamos, entonces tampoco nos valdría esa fecha, y esta lógica es la que lleva a muchos autores a «aceptar» el 4241 como el año de inicio del calendario, aunque es cierto que la fecha parece demasiado lejana como para ser verdadera y es para muchos autores inadmisible. Hemos de tener en cuenta que toda esta teoría se basa en el supuesto de que el calendario tuvo que comenzar uno de estos años y se llega a ella por eliminación de las anteriores y sobre todo se está considerando que Los Textos de las Pirámides son anteriores al 2781. Si seguimos la cronología más aceptada actualmente deberíamos situar la primera manifestación de estos textos (pirámide de Unis) en torno al año 2350 a.C., por lo que la fecha del 2781 a.C. podría ser bastante acertada y parece la más lógica. Sabemos que en el año 7 del reinado de Sesostris III (XII dinastía), la salida helíaca de Sotis se produjo el día 16 del mes 8º, lo cual supone un retraso de 225 días respecto al cómputo astronómico. Esto nos permite deducir que al menos durante 900 años (225 de retraso por 4) se había empleado el calendario oficial. De la misma forma, sabiendo que durante el reinado de Amenhotep I (XVIII dinastía), el año 9, el orto helíaco de Sotis se produjo el día 9 del mes 11 (308 días de retraso) deducimos que el calendario civil se había estado empleando al menos durante 1232 años. Según estos datos obtenemos unas fechas de inicio de reinado en el año 1888 a.C. para Sesostris III y 1558 a.C. para Amenhotep I. En ambos casos podemos deducir que el calendario de 365 días ya se empleaba en torno al 2800 a.C. Como vemos la arqueoastronomía es fundamental, junto con las fuentes registradas, para obtener cronologías precisas de los reinados. En resumen, el calendario egipcio constaba de 12 meses iguales, de 30 días, con lo que la suma del año era de 360 días, a los que se añadían al final 5 días complementarios (epagómenos). Los meses se agrupaban en tres estaciones de cuatro meses cada una y cada mes se dividía en semanas de 10 días. El día era de 24 horas, y se consideraba su inicio a las 12 de la noche. El año comenzaba con la salida de la estrella Sirio por el horizonte y coincidía con la inundación anual del Nilo (alrededor del 20 de junio). Su origen hay que situarlo en el año 2781 a.C.

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